Con la llegada del verano y las olas de calor extremo, los sistemas de engorde a corral enfrentan retos que van más allá del manejo cotidiano. Estas condiciones afectan tanto el estado fisiológico del ganado como los resultados económicos. Las altas temperaturas dificultan que los animales disipen el calor acumulado, impactando directamente su productividad y la rentabilidad del productor. Prepararse de manera proactiva es clave para mantener un feedlot eficiente y rentable.
Efectos del estrés térmico en feedlots
Durante los periodos de calor intenso, el ganado activa mecanismos fisiológicos para regular su temperatura corporal, lo que genera efectos adversos en aspectos productivos clave:
1. Reducción del consumo de alimentos: Con el aumento de la temperatura, los animales comen menos para evitar generar calor metabólico durante la digestión. Esto limita la ganancia de peso y reduce la eficiencia de conversión alimenticia, prolongando el tiempo de engorde. Además, los hábitos alimenticios cambian: los animales pasan largos periodos sin comer, seguidos de ingestas más grandes, lo que aumenta el riesgo de trastornos metabólicos.
2. Disminución de la ganancia de peso: La energía que normalmente se destina al crecimiento se redirige hacia la estabilidad térmica (homeostasis), ralentizando el crecimiento y comprometiendo la eficiencia productiva.
3. Deterioro en la calidad de la canal: El estrés térmico incrementa la probabilidad de carne oscura o “dark-cutting”, causada por bajos niveles de glucógeno en los músculos antes del sacrificio. Esto eleva el pH de la carne, disminuyendo su calidad y valor comercial, con un impacto directo en los ingresos.
4. Mayor permeabilidad intestinal (leaky gut): El estrés calórico daña las células del epitelio intestinal (enterocitos), aumentando la permeabilidad del intestino delgado. Esto permite que patógenos y endotoxinas atraviesen la barrera intestinal e ingresen al torrente sanguíneo, desencadenando una respuesta inflamatoria y reduciendo la absorción de nutrientes esenciales. Este fenómeno, conocido como "leaky gut", puede derivar en problemas metabólicos y sanitarios, afectando la salud y productividad del ganado.
5. Aumento de mortalidad: Las olas de calor elevan las tasas de mortalidad, especialmente en corrales sin sombra y en animales de mayor peso. Estudios recientes muestran que la mortalidad puede alcanzar hasta un 4.8% en corrales sin sombra, frente a sólo un 0.2% en aquellos con sombra, destacando la importancia de ofrecer condiciones adecuadas en el corral.
Prácticas clave para minimizar el impacto del estrés térmico
Implementar estrategias efectivas de manejo es esencial para reducir los efectos negativos del estrés calórico en el feedlot. Algunas de las medidas más importantes incluyen:
1. Modificación del horario de alimentación: Programar la mayor parte del alimento durante las horas más frescas del día ayuda a estabilizar el consumo y reduce el riesgo de acidosis subclínica, protegiendo el desempeño del animal. Ofrecer la primera comida al amanecer (entre las 5 y 6 a.m.) y distribuir el 40% de la ración en ese momento, dejando el 60% restante para la tarde, mejora el confort térmico y optimiza el consumo.
2. Provisión de sombra: Junto con el ajuste en el horario de alimentación, el uso de sombras es una de las medidas más efectivas para mitigar el impacto del calor. Las áreas de sombra reducen la radiación solar directa, disminuyen la temperatura corporal del ganado y mejoran su bienestar.
3. Evitar el manejo en horas calurosas: Las actividades de manejo deben programarse en las horas más frescas del día para evitar el agravamiento del estrés térmico. Esta medida simple pero eficaz ayuda a reducir la carga de estrés en los animales y mejora su productividad.
4. Asegurar la disponibilidad de agua: En condiciones de calor extremo, el consumo de agua puede duplicarse. Garantizar acceso libre y sin restricciones a agua limpia y fresca es fundamental para prevenir la deshidratación. Es recomendable aumentar los puntos de agua disponibles en el corral para evitar la competencia entre animales. La recomendación estándar bajo estrés calórico es de 7 cm lineales de bebedero por animal.
5. Monitoreo de animales susceptibles: Categorías vulnerables, como novillos pesados o terneros enfermos, requieren monitoreo especial. Identificar signos tempranos de estrés por calor permite intervenir rápidamente, minimizando el impacto en su crecimiento y salud.
6. Control de moscas: Las moscas representan una fuente adicional de irritación para los animales, especialmente en épocas de calor. Mantener su población bajo control mejora las condiciones del feedlot, reduciendo el estrés y contribuyendo al bienestar del ganado.
Conclusión
Seleccionar estrategias adecuadas para mitigar el estrés por calor en el feedlot requiere adaptar las medidas al clima local y a las prácticas específicas de cada sistema. Un manejo efectivo garantiza no solo la estabilidad productiva, sino también beneficios económicos, protegiendo así la inversión del productor a largo plazo.
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